El ser humano se transforma y se influye de lo que se rodea, debe pues con sabiduría equilibrar aquello que es capaz de modificar. La arquitectura es una muestra franca y perdurable de lo que el hombre en su habilidad curiosa y obstinada puede crear para sí mismo; generando espacios, texturas, volúmenes, usos; en fin percepciones que aunque condicionadas a la forma en que se interpretan, nos influyen y nutren día a día como usuarios de ella.